Roma. Sala del Pontifex Maximus.

Pronto llegaria la fecha en la que Pietro, el actual Pontifex Maximus, abdicaria oficialmente su posicion como lider de todos los sumos sacerdotes y sacerdotisas del panteon greco-romano en el joven Maximo.
Pietro ya era un hombre en edad de jubilacion que habia ocupado ese cargo de enorme responsabilidad durante la mayor parte de su vida, con gran sabiduria y sentido comun. Sin embargo, ya sentia que su edad avanzada y su salud, la cual habia comenzado paulatinamente a deteriorar, le impedian continuar con sus deberes y por lo tanto, desde hacia ya mas de dos decadas habia seleccionado como pupilo de entre un numeroso grupo de candidatos a un joven, el cual entonces tenia unos veinte a~nos y que habia demostrado durante las pruebas tener un potencial enorme para ocupar algun dia su lugar. El hombre se llamaba Maximo y tras un tiempo se convirtio en Rex Sacrorum.

Tanto a uno como a otro la diosa Hestia los tenia en grandisima estima pues ellos eran quienes se encarcaban de seleccionarle a las muchachas candidatas a vestales que servian en Roma. La diosa habia decidido ir a visitarlos en persona, en la forma de una mujer de unos cuarenta a~nos que normalmente tomaba cuando bajaba a La Tierra pues la tradicion dictaba que ningun mortal debia ver jamas su verdadero rostro y eso incluia a sus queridas vestales, aparte de esas contadas ocasiones unicamente se manifestaba ante ellos en forma de una gran llama anaranjada. Unicamente los dioses podian verlo.


INCOMPLETO.






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