Oro/adios, amor (Hera x Shaka)

Bueno, pues este relatito va dedicado a Katt, con motivo de su cumpleaños el 20 de agosto. El cuento está inspirado en una canción serbia titulada Oro http://es.youtube.com/watch?v=lliH5y5UkVE, cuya versión española se titula Adiós amor. http://es.youtube.com/watch?v=lpmNsZ0vlrQ
La historia está situada en un universo paralelo donde los personajes no poseen los poderes del anime y tiene lugar en la época medieval.


CAPITULO UNO

El reino de Olimpia se había vestido de gala para celebrar los esponsales de su monarca, la reina Hera, con Shaka, el joven embajador del reino de Atenea. Ambos sabían que tal unión no era vista con buenos ojos por los regentes de algunos reinos cercanos pero tanto en Olimpia como en Atenea se vivía una atmósfera de felicidad al saber que la hermosa reina guerrera y el aunque más joven que su esposa, sabio embajador, contraerían matrimonio en los próximos días y más importante aún, que ambos se casaban no por razones de estado sino por su mutuo amor.

Flashback.
La reina de Chipre, Afrodita, acababa de anunciar sus esponsales con el príncipe Ares y había invitado a asistir a sus nupcias a varios nobles y miembros de la realeza de todos los reinos circundantes, de los que entre los más destacados se encontraban: Hera, reina de Olimpia; Poseidón, el emperador de Atlantis; Hades, rey de Terra; Hilda, princesa heredera de Asgard que venía en lugar de su padre, el rey Odín; Siddharta, embajador del reino de Atenea el cual venía acompañado de su hijo mayor, un hermoso niño de unos 6 años llamado Shaka.
Su soberana no pudo asistir a la ceremonia pues era sólo un bebé recién nacido, una niña a la que se impuso el nombre de Atena y en cuyo lugar gobernaba el regente, un hombre muy sabio llamado Shion de Aries hasta que ésta cumpliera la mayoría de edad.

Durante el banquete al joven Shaka le correspondió el honor de sentarse al lado de la reina Hera, la cual desde un principio se quedó maravillada de la hermosura de aquel varoncito de largos cabellos rubios y ojos de un azul tan intenso como el cielo; pero aún más le sorprendió que este niño, a pesar de su tierna edad hablara con gran fluidez y mostrara una inteligencia muy superior a la de uno de su edad. Shaka, por su parte, estaba extasiado al ver el gran honor que le hicieron al sentarse junto a la reina olímpica y que ésta lo tratara como a un igual durante las ocasiones oficiales que se llevaron a cabo y que al mismo tiempo, en todo momento lo tratara con el mismo cariño con el que hubiera tratado a otro niño sobretodo al saber que su papá era viudo.

Como muestra de agradecimiento el muchachito cantó para ella acompañado de su laúd mientras conversaban al pasear por uno de los jardines circundantes al palacio de Afrodita. La reina sonrió al oír tan galante cumplido y le regaló un bonito pañuelo de seda que el chiquitín prometió cuidar mientras viviera. Ambos pasaron juntos todo el tiempo que el protocolo les permitía para disfrutar mutuamente de su companía, aunque una vez terminadas las ceremonias cada invitado e invitada tuvo que regresar a su lugar de origen.
Shaka y Hera mantuvieron correspondencia desde aquel día pero no volvieron a encontrarse hasta mucho tiempo después...
Fin flashback.

CAPITULO DOS.

No fue hasta que Shaka cumplió 12 años que le correspondió viajar a un lejano reino en el norte de Europa llamado Asgard, donde permaneció durante tres inviernos en la corte de la ahora reina Hilda, cuyo padre, Odín, había muerto poco después de que hiciera jurar a todos sus jarls* que aceptarían a la princesa como a la soberana de aquel helado reino.
Estos aceptaron, aunque uno de ellos lo hizo a regañadientes debido a su desmesurada ambición y tras la ceremonia no perdió tiempo en informar a Poseidón de lo acontecido. Más tarde aquella acción representaría una incomodidad para la reina pues el emperador de Atlantis consideraba a Asgard como un reino vasallo al suyo.
Shaka permaneció allí durante 3 años aprendiendo el manejo de las armas, las leyes de caballería, el protocolo de la corte asgardiana y algo de aún mayor importancia: observar lo que ocurría alrededor suyo tratando de no perder detalle pues algún día ocuparía el puesto de su padre como embajador del reino de Atenea.