El sueño (Shaka x Mu)vr
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El sueño (Shaka x Mu)vr
Este fan fic es un prólogo alternativo a la saga de Hades. Espero que os guste porque en él combino yaoi con hetero.
CAPITULO 1.
En las doce casas del Santuario, los caballeros de oro que sobrevivieron se estaban preparando para la batalla final contra las fuerzas de Hades.
Durante el amanecer de un hermoso día, Shaka, el caballero guardián de la casa de Virgo, quien después de un sueño reparador, se hallaba sentado en la postura del loto asumiendo un estado de meditación profunda en preparación para los acontecimientos de aquel día.
Cada uno de los caballeros hacía lo propio en sus respectivos templos antes de reunirse a la caída de la noche.
Tal como era su costumbre, Shaka había ya vestido su armadura dorada con excepción del casco que yacía a sus pies. Mantenía sus bellos ojos celestes cerrados tal como le había enseñado su maestro durante su infancia en la India.
Además de que por diversos motivos no siempre era posible establecer contacto visual con el oponente durante una batalla, el suprimir su vista le daba una mayor ventaja ya que no tenía la necesidad de verlos para poder luchar contra ellos y le proporcionaba una mayor agudeza en sus otros cuatro sentidos. Sus ojos sólo se abrían cuando iba a asestar el golpe de gracia.
Shaka había desarrollado sus otros sentidos hasta tal extremo que su energía cósmica era tan poderosa que los otros caballeros le consideraban como "el hombre más cercano a Dios".
Shaka además de ser poderoso y valiente, era también muy agraciado en cuanto a su aspecto físico y de porte majestuoso. Era un hombre joven, de unos 20 años, alto, delgado con una larguísima melena rubia que le cubría toda la espalda. Sus facciones eran muy refinadas, pero especialmente hermosos eran sus ojos azules que mantenía cerrados la mayor parte del tiempo.
Al estar cerca de él parecía como si se estuviera en la presencia de un hermoso ángel.
Sus movimientos eran rápidos, económicos y gráciles, de hecho, pocas veces tenía la necesidad de mantener contacto físico para deprivar a su contrario de uno o varios de los cinco sentidos con una técnica conocida como El Tesoro del Cielo.
Gracias a la energía que irradiaba su cosmos, Shaka simplemente repelía los ataques usando el ataque del contrario contra ellos mismos.
Mientras se mantenía en trance de relajación total en sus manos sostenía un largo rosario budista que algunas veces utilizaba como arma pero que ahora usaba como objeto de concentración. Al aumentar su cosmos, su cuerpo levitaba y sentía que su espíritu se hacía uno con el infinito. Con aquella energía, su hermosa y larga cabellera parecía ondear como si se acabara de levantar una suave brisa.
Sin embargo, tras un tiempo indefinido (pues éste no existía cuando se hallaba en estado de calma total), Shaka sintió que una muy sutil presencia se sumaba a su cosmos. Ello bastó para que al poco tiempo fuera despertándose gradualmente puesto que la presencia se hacía de cada vez más insistente.
A pesar de este extraño fenómeno y de estar preparado para poder defenderse de inmediato si ello fuera necesario, no sintió en ningún momento que su vida corriera peligro, era como si aquella sensación emanara de él aunque no supiera ni el cómo ni el porqué.
Sólo una fracción de segundo transcurrió para que Shaka se pusiera de pie y quedar algo alarmado al notar que su casco ya no estaba en el lugar donde él lo había dejado.
Aunque sus ojos permanecían cerrados podía sentir que lo atravesaba un maravilloso halo luminoso y que poco a poco se iba materializando delante suyo hasta tomar la forma de una mujer joven. La muchacha sostenía entre sus manos el casco del caballero.
-¿Es esto lo que buscabas?- le preguntó.
-Así es -respondió una vez que se hubo recuperado un poco de la sorpresa de ver a aquella intrusa en su hogar- ¿quién eres y que buscas aquí?
-Shaka, caballero de Virgo, ¿de veras no sabes quién soy?- dijo ella tímidamente.
Shaka se sintió algo confuso y no respondió, así que la joven puso su mano en el hombro del caballero, lo cual tuvo el efecto de desconcertarlo por completo y no saber a qué atenerse. La joven volvió a preguntar.
-Shaka, ¿no me conoces?
-Me eres familiar, pero no puedo responder con exactitud. Dime, ¿qué quieres de mí?
-Di más bien que estoy aquí por algo que deseas más que nada en la vida, guardián de Virgo.
El la observó (sin abrir los ojos) de cada vez más extrañado.
-¿ Cómo? No entiendo que quieres decir...
-Pronto lo sabrás- sonrió misteriosamente.
-!Mira!, !no estoy de humor para jugar a las adivinanzas!- respondió algo airado.
-!Cada cosa a su tiempo! - interrumpió ella dejándolo con la palabra en la boca.
Shaka nunca se había visto en una situación así y no las tenía todas consigo. Consecuentemente notaba que la tensión causada por la presencia de aquella desconcertante joven le corría por todo el cuerpo. Es más, estaba sorprendido y mortificado de que alguien hubiera tenido la osadía de entrar en su templo y hablarle en aquel tono de voz tan familiar y autoritario.
-Tranquilízate Shaka que no vengo a pelear contigo ni a causarte mal alguno.
El rubio volvió a recuperar la compostura, aunque aún había algo que le comía por dentro y se dio la vuelta poniéndose cara a cara con ella. Fue entonces cuando la joven tendió el casco al caballero de Virgo y por un brevísimo instante sus dedos rozaron suavemente los de ella.
Al hacerlo, notó que una especie de corriente eléctrica le sacudía todo el cuerpo y como ese cosquilleo que se transmitía por su sistema nervioso le hacía temblar levemente.
El joven se sintió muy turbado puesto que su temperatura corporal parecía haber aumentado y le producía una tensión que lejos de ser desagradable era en cierto modo muy placentera y que muy raramente había experimentado en presencia de otro ser viviente. Parecía como si su cosmos se hubiera encendido el doble de lo normal y eso le desconcertaba porque creía que tales deseos eran contrarios a las enseñanzas del Gran Maestro.
Cuando por fin pudo hablar, su voz salió algo más profunda de lo normal y casi sin poder contener la respiración dijo a la muchacha.
-Dime, por favor, ¿quién eres?
-Puedes llamarme Ishtar- respondió ella poniéndole el casco sobre la cabeza y entrelazando luego sus dedos con los de él.
-Ishtar...
CAPITULO 2
Shaka abrió los ojos brevemente y vio que la joven que se hallaba delante suyo y que parecía ser de su misma edad, le sonreía. Iba vestida con una túnica que le llegaba hasta los tobillos, sus pies iban descalzos.
El largo cabello de Ishtar era marrón claro con tonos dorados, ondulado y le llegaba hasta la cintura, sus ojos de color marrón claro brillaban en la oscuridad del templo, pero al igual que él, los mantenía cerrados la mayor parte del tiempo. Su piel también era muy clara y de suaves tonos.
En las palmas y el dorso de sus manos podían observarse una serie de pequeños tatuajes hechos de henna y sus uñas eran de un color rojo intenso.
Al igual que Shaka, ella también tenía el símbolo del tercer ojo (el punto rojo) en su frente y llevaba una diadema dorada con un diseño idéntico al casco de Virgo. Su aura aparecía como un halo luminoso e inspiraba varios sentimientos contradictorios en el joven sexto guardián.
Por eso, a pesar de no recordar haberla visto antes, su apariencia no le resultaba totalmente desconocida, ni su inesperada presencia en el templo de Virgo le era amenazadora.
Sabía que no se trataba de una de las mujeres guerreras que vivían y entrenaban en el Santuario puesto que su cara iba descubierta.
Las amazonas siempre se cubrían con una máscara, puesto que la leyenda decía que si se descubrían delante de un guerrero varón se enamorarían perdidamente de él y ninguna quería arriesgarse a hacerlo con Shaka.
A pesar de que físicamente era uno de los caballeros más hermosos del Santuario, ellas lo veían como a un ser remoto e inalcanzable y sabían sobradamente que no les correspondería puesto que Shaka nunca había demostrado abiertamente ningún interés de este tipo con nadie. De hecho a la mujer caballero sólo le quedaban dos alternativas: luchar a muerte con él (lo que hubiera supuesto un suicidio pues Shaka estaba considerado como uno de los más poderosos caballeros) o dar su vida por el debido al amor sin límites que se suponía que experimentarían.
El que tal dicho fuera cierto o no era un gran motivo de especulación para muchos, no obstante, la creencia estaba lo suficientemente arraigada como para que ninguna deseara que tal cosa les ocurriera y de todas formas, para ellas representaba un terrible insulto el que se las viera sin la máscara. Tal ocurrencia se consideraba peor que el que se las viera desnudas pues ese objeto tenía la función adicional de negar su lado femenino.
La confusión del guardián con respecto al origen e identidad de la joven creaba en él un sentimiento indefinible e incluso su voz le hacía sentir envuelto en una suave caricia, lo que a su vez aumentaba su curiosidad por saber de ella. Ishtar parecía leer sus pensamientos y antes de que pudiera hablar puso un dedo rozándole apenas los labios. Tomando su mano entre las suyas le preguntó.
-¿Qué haces aquí?
-Shaka, vengo de muy lejos especialmente para verte.
-Eso ya lo sé, pero aún no has respondido a mis preguntas- sonrió él.
-Ahora no es el momento, no hay mucho tiempo...
Ambos continuaron durante un tiempo con las manos entrelazadas, frente a frente y con los ojos cerrados en un silencio total, respirando acompasadamente y sintiendo que sus auras crecían a su alrededor se fueron acercando el uno al otro de una forma casi imperceptible.
Shaka reposó su mano sobre la cintura de ella y con la otra la atrajo hacia sí. Ella apoyó su cabeza en el pecho del caballero, al tiempo que la respiración de ambos se hacía más y más profunda, su circulación sanguínea fluía con mayor rapidez y sus auras se volvían más luminosas. Se sentían flotar en el aire.
Shaka quería abrir los ojos pero no se atrevía a hacerlo porque por primera vez en mucho tiempo no se sentía en completo control de todos sus sentidos y simultáneamente temía que aquello no fuera más que una ilusión del Tenbu Horin (Tesoro del Cielo) que se hubiera vuelto en su contra.
Ishtar pidió a Shaka que abriera sus bellos ojos celestes, él lo hizo gradualmente viendo que estaba en un prado cubierto de hierba, lleno de lindas flores blancas, árboles en la distancia....
Se separaron brevemente notando que solo ellos dos estaban solos en aquel bello lugar tan lleno de paz, que tanto contrastaba con la vida diaria de Shaka y la desgracia que veía siempre a su alrededor en el plano material.
En particular noto la calma que allí reinaba y a la que normalmente sólo podía acceder cuando se hallaba en estado de profunda meditación. Sin embargo, allí estaba !con los ojos abiertos de par en par! y !mejor aún! con otra persona con la que compartir la experiencia.
Normalmente ello habría resultado imposible, excepto tal vez con su buen amigo Mu de Jamir, el caballero de Aries, que también poseía grandes poderes psíquicos. Aquella misteriosa joven era una persona fuera de lo común y el caballero de Virgo empezó a comprender que su aparición tan súbita no era fruto de la casualidad.
-!Qué lugar tan hermoso!.
Ella asintió mirándole directamente a los ojos y se sentaron uno junto a otro. Shaka pocas veces había experimentado un contacto físico tan cercano con otra persona y quiso llevarlo a más.
Al principio simplemente se contentó con dar a la joven un tierno apretón de manos que ella le devolvió con una sonrisa. Ese gesto alentó a Shaka a pasar un brazo por el hombro de la joven y atraerla hacia sí mismo, ella se recostó sobre su pecho y fue entonces cuando él le levantó la barbilla y empezó a acercar su cara, mientras susurraba su nombre y posaba sus labios sobre los de ella.
Este fue el preludio a más y más apasionados besos que hacían que se intensificara la radiación de sus auras. De cuando en cuando paraban y observaban a su alrededor absortos en la belleza y la tranquilidad que aquel lugar les inspiraba.
El momento en el que empezaron a abrir los labios al besarse llegó después de varios besos muy tímidos y tiernos. Cuando Shaka empezó a explorar con su lengua la boca de ella y ella la de él, sintieron ambos que sus cosmos se intensificaron tanto que estos gestos no bastaban como forma de expresar sus deseos.
Súbitamente un curioso fenómeno tuvo lugar, la armadura dorada empezó a desaparecer parte por parte hasta que el joven guardián se vio completamente despojado de ella y vestido solamente con sus pantalones anchos y largos y una túnica budista.
Aunque sabía instintivamente que su vida no corría peligro, la sorpresa se dibujó en el rostro del caballero de ojos celestes pues justo entonces creyó comprender cual era el motivo por el que se encontraba en aquel lugar en compañía de aquella misteriosa mujer.
-No te preocupes, Shaka, tu armadura esta intacta en un lugar seguro.
-¿Dónde?
-Su lugar de origen.
-¿Dónde nos hallamos ahora?
-En un lugar donde sólo tú y alguien a quien consideres especial puede venir.
-¿Qué quieres decir?
-Estamos en el lugar donde por primera vez nos vimos. (Pausa notando la sorpresa del chico) Es lo que deseabas desde hace mucho tiempo.
-¿Quién eres en realidad?- preguntó de cada vez más perplejo.
-Todo te será revelado muy pronto.
-Oh....
-Shaka, ¿confías en mí?
-Sí.
-Entonces no me hagas más preguntas, te prometo que obtendrás las respuestas pronto. No debes tener miedo de mí ni de lo que vas a experimentar.
-Está bien.- dijo él en un susurro.
La muchacha empezó a quitar la túnica al joven caballero dejándolo desnudo de cintura para arriba, mientras se besaban y ella acariciaba sus hombros.
Las caricias que ambos se daban iban paulatinamente subiendo de tono y Shaka empezó a deshacer los cierres de su vestido dejando los pechos al descubierto. Mientras que compartían un beso profundo en el que sus lenguas entablaban un pequeño duelo, Shaka depositó cuidadosamente a la joven en el suelo tras rodearla con sus fuertes brazos. Después empezó a acariciarle los pechos y dar pequeños pellizcos a sus pezones.
Ella continuaba acariciando la parte superior y el largo cabello rubio del sexto guardián, lo besaba en en cuello y le llevó un dedo a los labios.
Aquel pequeño gesto hizo que la pasión en el caballero de Virgo se volviera como un fuego ardiente que le impulsaba a ser más atrevido con sus besos y caricias.
Viendo como se excitaba el joven, ella le daba empujoncitos para que bajara la cabeza y Shaka rodeara sus pezones con la boca, se los besara y acariciara con la lengua. Vio su deseo cumplido muy pronto, lo que hizo que empezara a respirar más profundamente y a emitir gemiditos en voz alta.
Shaka levantó la cabeza, sus ojos celestes se clavaron brevemente en los marrones de su compañera y viendo el deseo que en ellos habitaba, esta vez fue el hombre quien tomo la iniciativa y desnudó a la joven por completo.
Ambos se sonrojaron un poquito, él debido a que nunca antes había visto a ninguna persona desnuda, ya fuera hombre o mujer, y ella debido al aumento en la temperatura de su cuerpo y las vibraciones que le provocaban el contacto con la piel de tan tierno y considerado amante.
CAPITULO 1.
En las doce casas del Santuario, los caballeros de oro que sobrevivieron se estaban preparando para la batalla final contra las fuerzas de Hades.
Durante el amanecer de un hermoso día, Shaka, el caballero guardián de la casa de Virgo, quien después de un sueño reparador, se hallaba sentado en la postura del loto asumiendo un estado de meditación profunda en preparación para los acontecimientos de aquel día.
Cada uno de los caballeros hacía lo propio en sus respectivos templos antes de reunirse a la caída de la noche.
Tal como era su costumbre, Shaka había ya vestido su armadura dorada con excepción del casco que yacía a sus pies. Mantenía sus bellos ojos celestes cerrados tal como le había enseñado su maestro durante su infancia en la India.
Además de que por diversos motivos no siempre era posible establecer contacto visual con el oponente durante una batalla, el suprimir su vista le daba una mayor ventaja ya que no tenía la necesidad de verlos para poder luchar contra ellos y le proporcionaba una mayor agudeza en sus otros cuatro sentidos. Sus ojos sólo se abrían cuando iba a asestar el golpe de gracia.
Shaka había desarrollado sus otros sentidos hasta tal extremo que su energía cósmica era tan poderosa que los otros caballeros le consideraban como "el hombre más cercano a Dios".
Shaka además de ser poderoso y valiente, era también muy agraciado en cuanto a su aspecto físico y de porte majestuoso. Era un hombre joven, de unos 20 años, alto, delgado con una larguísima melena rubia que le cubría toda la espalda. Sus facciones eran muy refinadas, pero especialmente hermosos eran sus ojos azules que mantenía cerrados la mayor parte del tiempo.
Al estar cerca de él parecía como si se estuviera en la presencia de un hermoso ángel.
Sus movimientos eran rápidos, económicos y gráciles, de hecho, pocas veces tenía la necesidad de mantener contacto físico para deprivar a su contrario de uno o varios de los cinco sentidos con una técnica conocida como El Tesoro del Cielo.
Gracias a la energía que irradiaba su cosmos, Shaka simplemente repelía los ataques usando el ataque del contrario contra ellos mismos.
Mientras se mantenía en trance de relajación total en sus manos sostenía un largo rosario budista que algunas veces utilizaba como arma pero que ahora usaba como objeto de concentración. Al aumentar su cosmos, su cuerpo levitaba y sentía que su espíritu se hacía uno con el infinito. Con aquella energía, su hermosa y larga cabellera parecía ondear como si se acabara de levantar una suave brisa.
Sin embargo, tras un tiempo indefinido (pues éste no existía cuando se hallaba en estado de calma total), Shaka sintió que una muy sutil presencia se sumaba a su cosmos. Ello bastó para que al poco tiempo fuera despertándose gradualmente puesto que la presencia se hacía de cada vez más insistente.
A pesar de este extraño fenómeno y de estar preparado para poder defenderse de inmediato si ello fuera necesario, no sintió en ningún momento que su vida corriera peligro, era como si aquella sensación emanara de él aunque no supiera ni el cómo ni el porqué.
Sólo una fracción de segundo transcurrió para que Shaka se pusiera de pie y quedar algo alarmado al notar que su casco ya no estaba en el lugar donde él lo había dejado.
Aunque sus ojos permanecían cerrados podía sentir que lo atravesaba un maravilloso halo luminoso y que poco a poco se iba materializando delante suyo hasta tomar la forma de una mujer joven. La muchacha sostenía entre sus manos el casco del caballero.
-¿Es esto lo que buscabas?- le preguntó.
-Así es -respondió una vez que se hubo recuperado un poco de la sorpresa de ver a aquella intrusa en su hogar- ¿quién eres y que buscas aquí?
-Shaka, caballero de Virgo, ¿de veras no sabes quién soy?- dijo ella tímidamente.
Shaka se sintió algo confuso y no respondió, así que la joven puso su mano en el hombro del caballero, lo cual tuvo el efecto de desconcertarlo por completo y no saber a qué atenerse. La joven volvió a preguntar.
-Shaka, ¿no me conoces?
-Me eres familiar, pero no puedo responder con exactitud. Dime, ¿qué quieres de mí?
-Di más bien que estoy aquí por algo que deseas más que nada en la vida, guardián de Virgo.
El la observó (sin abrir los ojos) de cada vez más extrañado.
-¿ Cómo? No entiendo que quieres decir...
-Pronto lo sabrás- sonrió misteriosamente.
-!Mira!, !no estoy de humor para jugar a las adivinanzas!- respondió algo airado.
-!Cada cosa a su tiempo! - interrumpió ella dejándolo con la palabra en la boca.
Shaka nunca se había visto en una situación así y no las tenía todas consigo. Consecuentemente notaba que la tensión causada por la presencia de aquella desconcertante joven le corría por todo el cuerpo. Es más, estaba sorprendido y mortificado de que alguien hubiera tenido la osadía de entrar en su templo y hablarle en aquel tono de voz tan familiar y autoritario.
-Tranquilízate Shaka que no vengo a pelear contigo ni a causarte mal alguno.
El rubio volvió a recuperar la compostura, aunque aún había algo que le comía por dentro y se dio la vuelta poniéndose cara a cara con ella. Fue entonces cuando la joven tendió el casco al caballero de Virgo y por un brevísimo instante sus dedos rozaron suavemente los de ella.
Al hacerlo, notó que una especie de corriente eléctrica le sacudía todo el cuerpo y como ese cosquilleo que se transmitía por su sistema nervioso le hacía temblar levemente.
El joven se sintió muy turbado puesto que su temperatura corporal parecía haber aumentado y le producía una tensión que lejos de ser desagradable era en cierto modo muy placentera y que muy raramente había experimentado en presencia de otro ser viviente. Parecía como si su cosmos se hubiera encendido el doble de lo normal y eso le desconcertaba porque creía que tales deseos eran contrarios a las enseñanzas del Gran Maestro.
Cuando por fin pudo hablar, su voz salió algo más profunda de lo normal y casi sin poder contener la respiración dijo a la muchacha.
-Dime, por favor, ¿quién eres?
-Puedes llamarme Ishtar- respondió ella poniéndole el casco sobre la cabeza y entrelazando luego sus dedos con los de él.
-Ishtar...
CAPITULO 2
Shaka abrió los ojos brevemente y vio que la joven que se hallaba delante suyo y que parecía ser de su misma edad, le sonreía. Iba vestida con una túnica que le llegaba hasta los tobillos, sus pies iban descalzos.
El largo cabello de Ishtar era marrón claro con tonos dorados, ondulado y le llegaba hasta la cintura, sus ojos de color marrón claro brillaban en la oscuridad del templo, pero al igual que él, los mantenía cerrados la mayor parte del tiempo. Su piel también era muy clara y de suaves tonos.
En las palmas y el dorso de sus manos podían observarse una serie de pequeños tatuajes hechos de henna y sus uñas eran de un color rojo intenso.
Al igual que Shaka, ella también tenía el símbolo del tercer ojo (el punto rojo) en su frente y llevaba una diadema dorada con un diseño idéntico al casco de Virgo. Su aura aparecía como un halo luminoso e inspiraba varios sentimientos contradictorios en el joven sexto guardián.
Por eso, a pesar de no recordar haberla visto antes, su apariencia no le resultaba totalmente desconocida, ni su inesperada presencia en el templo de Virgo le era amenazadora.
Sabía que no se trataba de una de las mujeres guerreras que vivían y entrenaban en el Santuario puesto que su cara iba descubierta.
Las amazonas siempre se cubrían con una máscara, puesto que la leyenda decía que si se descubrían delante de un guerrero varón se enamorarían perdidamente de él y ninguna quería arriesgarse a hacerlo con Shaka.
A pesar de que físicamente era uno de los caballeros más hermosos del Santuario, ellas lo veían como a un ser remoto e inalcanzable y sabían sobradamente que no les correspondería puesto que Shaka nunca había demostrado abiertamente ningún interés de este tipo con nadie. De hecho a la mujer caballero sólo le quedaban dos alternativas: luchar a muerte con él (lo que hubiera supuesto un suicidio pues Shaka estaba considerado como uno de los más poderosos caballeros) o dar su vida por el debido al amor sin límites que se suponía que experimentarían.
El que tal dicho fuera cierto o no era un gran motivo de especulación para muchos, no obstante, la creencia estaba lo suficientemente arraigada como para que ninguna deseara que tal cosa les ocurriera y de todas formas, para ellas representaba un terrible insulto el que se las viera sin la máscara. Tal ocurrencia se consideraba peor que el que se las viera desnudas pues ese objeto tenía la función adicional de negar su lado femenino.
La confusión del guardián con respecto al origen e identidad de la joven creaba en él un sentimiento indefinible e incluso su voz le hacía sentir envuelto en una suave caricia, lo que a su vez aumentaba su curiosidad por saber de ella. Ishtar parecía leer sus pensamientos y antes de que pudiera hablar puso un dedo rozándole apenas los labios. Tomando su mano entre las suyas le preguntó.
-¿Qué haces aquí?
-Shaka, vengo de muy lejos especialmente para verte.
-Eso ya lo sé, pero aún no has respondido a mis preguntas- sonrió él.
-Ahora no es el momento, no hay mucho tiempo...
Ambos continuaron durante un tiempo con las manos entrelazadas, frente a frente y con los ojos cerrados en un silencio total, respirando acompasadamente y sintiendo que sus auras crecían a su alrededor se fueron acercando el uno al otro de una forma casi imperceptible.
Shaka reposó su mano sobre la cintura de ella y con la otra la atrajo hacia sí. Ella apoyó su cabeza en el pecho del caballero, al tiempo que la respiración de ambos se hacía más y más profunda, su circulación sanguínea fluía con mayor rapidez y sus auras se volvían más luminosas. Se sentían flotar en el aire.
Shaka quería abrir los ojos pero no se atrevía a hacerlo porque por primera vez en mucho tiempo no se sentía en completo control de todos sus sentidos y simultáneamente temía que aquello no fuera más que una ilusión del Tenbu Horin (Tesoro del Cielo) que se hubiera vuelto en su contra.
Ishtar pidió a Shaka que abriera sus bellos ojos celestes, él lo hizo gradualmente viendo que estaba en un prado cubierto de hierba, lleno de lindas flores blancas, árboles en la distancia....
Se separaron brevemente notando que solo ellos dos estaban solos en aquel bello lugar tan lleno de paz, que tanto contrastaba con la vida diaria de Shaka y la desgracia que veía siempre a su alrededor en el plano material.
En particular noto la calma que allí reinaba y a la que normalmente sólo podía acceder cuando se hallaba en estado de profunda meditación. Sin embargo, allí estaba !con los ojos abiertos de par en par! y !mejor aún! con otra persona con la que compartir la experiencia.
Normalmente ello habría resultado imposible, excepto tal vez con su buen amigo Mu de Jamir, el caballero de Aries, que también poseía grandes poderes psíquicos. Aquella misteriosa joven era una persona fuera de lo común y el caballero de Virgo empezó a comprender que su aparición tan súbita no era fruto de la casualidad.
-!Qué lugar tan hermoso!.
Ella asintió mirándole directamente a los ojos y se sentaron uno junto a otro. Shaka pocas veces había experimentado un contacto físico tan cercano con otra persona y quiso llevarlo a más.
Al principio simplemente se contentó con dar a la joven un tierno apretón de manos que ella le devolvió con una sonrisa. Ese gesto alentó a Shaka a pasar un brazo por el hombro de la joven y atraerla hacia sí mismo, ella se recostó sobre su pecho y fue entonces cuando él le levantó la barbilla y empezó a acercar su cara, mientras susurraba su nombre y posaba sus labios sobre los de ella.
Este fue el preludio a más y más apasionados besos que hacían que se intensificara la radiación de sus auras. De cuando en cuando paraban y observaban a su alrededor absortos en la belleza y la tranquilidad que aquel lugar les inspiraba.
El momento en el que empezaron a abrir los labios al besarse llegó después de varios besos muy tímidos y tiernos. Cuando Shaka empezó a explorar con su lengua la boca de ella y ella la de él, sintieron ambos que sus cosmos se intensificaron tanto que estos gestos no bastaban como forma de expresar sus deseos.
Súbitamente un curioso fenómeno tuvo lugar, la armadura dorada empezó a desaparecer parte por parte hasta que el joven guardián se vio completamente despojado de ella y vestido solamente con sus pantalones anchos y largos y una túnica budista.
Aunque sabía instintivamente que su vida no corría peligro, la sorpresa se dibujó en el rostro del caballero de ojos celestes pues justo entonces creyó comprender cual era el motivo por el que se encontraba en aquel lugar en compañía de aquella misteriosa mujer.
-No te preocupes, Shaka, tu armadura esta intacta en un lugar seguro.
-¿Dónde?
-Su lugar de origen.
-¿Dónde nos hallamos ahora?
-En un lugar donde sólo tú y alguien a quien consideres especial puede venir.
-¿Qué quieres decir?
-Estamos en el lugar donde por primera vez nos vimos. (Pausa notando la sorpresa del chico) Es lo que deseabas desde hace mucho tiempo.
-¿Quién eres en realidad?- preguntó de cada vez más perplejo.
-Todo te será revelado muy pronto.
-Oh....
-Shaka, ¿confías en mí?
-Sí.
-Entonces no me hagas más preguntas, te prometo que obtendrás las respuestas pronto. No debes tener miedo de mí ni de lo que vas a experimentar.
-Está bien.- dijo él en un susurro.
La muchacha empezó a quitar la túnica al joven caballero dejándolo desnudo de cintura para arriba, mientras se besaban y ella acariciaba sus hombros.
Las caricias que ambos se daban iban paulatinamente subiendo de tono y Shaka empezó a deshacer los cierres de su vestido dejando los pechos al descubierto. Mientras que compartían un beso profundo en el que sus lenguas entablaban un pequeño duelo, Shaka depositó cuidadosamente a la joven en el suelo tras rodearla con sus fuertes brazos. Después empezó a acariciarle los pechos y dar pequeños pellizcos a sus pezones.
Ella continuaba acariciando la parte superior y el largo cabello rubio del sexto guardián, lo besaba en en cuello y le llevó un dedo a los labios.
Aquel pequeño gesto hizo que la pasión en el caballero de Virgo se volviera como un fuego ardiente que le impulsaba a ser más atrevido con sus besos y caricias.
Viendo como se excitaba el joven, ella le daba empujoncitos para que bajara la cabeza y Shaka rodeara sus pezones con la boca, se los besara y acariciara con la lengua. Vio su deseo cumplido muy pronto, lo que hizo que empezara a respirar más profundamente y a emitir gemiditos en voz alta.
Shaka levantó la cabeza, sus ojos celestes se clavaron brevemente en los marrones de su compañera y viendo el deseo que en ellos habitaba, esta vez fue el hombre quien tomo la iniciativa y desnudó a la joven por completo.
Ambos se sonrojaron un poquito, él debido a que nunca antes había visto a ninguna persona desnuda, ya fuera hombre o mujer, y ella debido al aumento en la temperatura de su cuerpo y las vibraciones que le provocaban el contacto con la piel de tan tierno y considerado amante.
Última edición por spicadevirgo66 el Dom Dic 07, 2008 11:17 am, editado 1 vez
Re: El sueño (Shaka x Mu)vr
CAPITULO 3
En aquel campo de lindas flores que cambiaban de color o salían nuevas a medida que los deseos de aquellos dos jóvenes amantes se amplificaban, Shaka se dio cuenta de que aquella hermosa criatura con la que hacía el amor no era alguien del todo desconocido y vio que su aura era tan poderosa como la de él y se complementaban perfectamente.
Shaka se preguntaba si aquella joven sería una diosa, por supuesto sabía que no se trataba de Atenea, o de un ángel enviado por Buda. También Virgo presentía que ella no había desvelado su auténtica identidad.
Todas estas preguntas, aunque su pasión crecía y crecía, le hacían frenarse al sentirse algo avergonzado mientras su cuerpo físicamente manifestaba varios cambios y sentía como si estuviera rompiendo un antiguo tabú. El creía que lo que había aprendido de su maestro prohibía las relaciones sexuales.
Mientras la desnudaba los ojos se le llenaron de lágrimas porque se encontraba en una paradoja: quería llevar aquella experiencia hasta su conclusión final pero simultáneamente temía mancillar a aquel ser tan hermoso y a sí mismo.
Súbitamente Shaka paró e hizo ademán de separarse de la muchacha, cubrir su desnudez y de algún modo regresar a sus meditaciones en la sexta casa. Le parecía estar viviendo una de las ilusiones del Tenbu Horin (el Tesoro del Cielo).
Ishtar vio que a Shaka le habían asaltado unas terribles dudas, así que tuvo que reaccionar con rapidez.
-!Shaka! Espera por favor.
-Ishtar... no puedo seguir... no sé qué ocurre...
-Ocurre que por primera vez en mucho tiempo no estás en pleno control de lo que sientes y ello te asusta, ¿no es cierto? - le dijo ella con un gran cariño en su voz.
-Yo... (cerrando sus ojos a causa de las lágrimas)
-Shaka, por favor no tengas miedo.
*!Oh, Buda!. ¿Qué puedo hacer?*
Volviéndole la espalda le dijo:
-Vístete por favor.
*Toda mi vida desde que entré al monasterio al servicio de Buda y conseguí la armadura de Virgo, no he podido dejarme llevar por ninguna emoción. Observar, sí, sentir compasión, ofrecer ayuda e incluso alguna razón para vivir a alguien menos afortunado que yo también.
Sin embargo, siempre he tenido que mantener una actitud distante para no dejarme arrastrar y ser destruido por tanta tristeza.
Buda siempre decía que en la vida nada existe para siempre y si nos dejamos llevar por esos instintos nunca podremos escapar del ciclo de la muerte y la reencarnación y por ello, nunca alcanzar el Nirvana.
¿Habré estado equivocado? ¿He llevado estas enseñanzas hasta tal extremo que me he cegado por completo?*
La joven viendo al caballero sufriendo tal dilema se acercó a él y se puso delante suyo aún completamente desnuda. Le hizo volver a sentarse sobre el suave césped, le tomó la cara entre las manos y volvió a besar aquellos dulces y carnosos labios introduciéndole la lengua, al tiempo que le cogía una mano que puso encima de su pecho y con la suya le recorrió el torso hasta bajar a la zona que más deseaba acariciar.
El rubio caballero se horrorizó y quiso apartarla.
-!Shaka, no! -le dijo dándole una pequeña manotada.
-Por favor, no hagas eso...
-¿Qué? ¿que no haga qué?
-Acariciarme ahí...
-¿Dónde?
-Donde tenías la mano puesta.
-Dime, ¿tanto miedo tienes a pronunciar esas palabras?
-En mis genitales....- dijo el chico de cada vez más ruborizado.
-¿Por qué?
-Por favor, no hagas esto... - dijo él con la voz entrecortada.
La joven volvió a tomar la cara del sexto guardián y le dijo:
-Shaka, abre los ojos y mírame.
-No puedo...
-Sí que puedes.
Shaka los abrió y vio el paisaje completamente cambiado, las flores se habían tornado de varios colores.
-¿De qué tienes miedo? !Mírame!.
-Siempre he querido mantener mi pureza...
-Shaka, la pureza a la que Buda se refiere es la espiritual. !Mira a tu alrededor!...
Shaka estaba tan confundido que por un momento le pareció ver que los ojos de la joven se tornaban verdes como esmeraldas y que sus palabras parecían algo que otro joven guardián del Santuario podría haberle dicho.
La muchacha lo tumbó de espaldas, Shaka por fin había relajado su cuerpo lo suficiente como para dejarse hacer por ella. Su miembro estaba muy endurecido y temblaba al menor roce con su cuerpo ya que a duras penas podía contener sus deseos.
-¿Es por esto que me trajiste aquí?
-Así es, mi querido guardián.
-Oooh... - gimió el sexto custodio al recibir esas maravillosas caricias.
-Shaka, déjate llevar...
Virgo sentía que una corriente eléctrica le corría por todo el cuerpo y de cada vez se encontraba más acalorado. Su pecho y su cara estaban cubiertos en cristalinas gotitas de sudor que brillaban al sol y que eran provocadas por el placer que recibía gracias a las caricias de aquellas manos que sentía aún a través de la poca ropa que llevaba puesta.
Su cuerpo comenzó a retorcerse de puro placer y sorprendiéndose a sí mismo agarró aquella mano que lo tocaba y la puso en contacto directo con la piel caliente de sus genitales endurecidos y que Shaka sentía que estaban a punto de derramar su cálida esencia.
-Aguanta un poquito más...
Ella acabó de desnudarlo para poder verlo en toda su gloria angelical, su belleza tan etérea con su larga melena, más dorada que el glorioso sol que allí brillaba y que parecía casi femenina en contraste con la masculinidad de su erecta y endurecida hombría. El semidiós estaba dando paso al hombre que en él vivía ya que así debía ser en aquella ocasión. Estaba recibiendo una lección práctica en la que las enseñanzas budistas no estaban reñidas con aquel curso de acción. Debía sufrir, experimentar como el resto de los mortales para convertirse en un ser más completo y en suma, aceptar las consecuencias que pudieran derivarse de tales acciones.
Cuando sus órganos genitales recibieron el contacto de la suave brisa que allí corría, a punto estuvo el joven caballero de Virgo de explotar.
Para evitar un "accidente" antes de tiempo Ishtar colocó dos de sus dedos en la base del pene que le disminuyeron momentáneamente el flujo sanguíneo pero que bastaron para que la erección bajara un poco y el deseo tan urgente abatiera.
El chico gimió en protesta, pero pronto sintió que su glande era cubierto por una húmeda boca y era acariciado por la punta de la lengua de la muchacha, lo cual hizo que el caballero dejara escapar un gran gemido.
La joven también estaba muy excitada pasándole la lengua a aquella serpiente que tenía en la mano, llegando a sus gónadas que estaban llenas de un líquido caliente y espeso que parecía quemarle las entrañas al joven y que estaba deseoso de hacerlo escapar e inundar todo a su alrededor.
De vez en cuando se paraba para dar breves besos con sus labios carnosos mientras que sus manos acariciaban la entrepierna del caballero, el cual sentía que estaba definitivamente perdiendo la cordura.
Shaka le urgió a que lo tomara por completo dentro de la boca a lo que ella accedió pasando sus manos por debajo de los glúteos del caballero y apretándolos al tiempo que movía la cabeza de arriba a abajo. Shaka le acariciaba su largo cabello mientras hacía un poquito de presión para poder penetrar más y más profundamente aquel lugar tan cálido y húmedo. Al hacerlo su semen salió derramado como la lava de un volcán dentro de la boca de la joven que succionaba aquel líquido que le sabía a pura ambrosía.
Tan placentera le resultó aquella sensación que abrió los ojos de par en par, su cuerpo vibraba y gemía profundamente debido a aquel contacto tan íntimo que acababa de recibir.
CAPITULO 4
En el Santuario los demás caballeros estaban preparándose y perfeccionando sus técnicas. Muy extrañados de que Virgo no hubiera desayunado con ellos se preguntaban si estaría enfermo. Mu de Aries fue el primero en hablar:
-Aioria, ¿has visto hoy a Shaka?
-No, aún no. ¿Acaso no está aquí? Creí que había quedado en verse contigo y con Dohko a la hora del desayuno.
-No, aún no ha llegado.
-Quizás esté meditando, ya sabes como es.
-No, Aioria, sé que Shaka pasa mucho tiempo en meditación, pero algo le ha ocurrido. Estoy seguro de ello. Al amanecer creí notar un cambio en el cosmos del Santuario.
-No puede ser, Mu, Shaka tiene que seguir aquí. A pesar de que es muy poderoso, sería imposible que abandonara el Santuario sin que nadie se diera cuenta.
-Eso espero, amigo mío.
-(Libra) Así es, caballeros. Shaka siempre es muy puntual y no faltaría a una cita sin tener un motivo importante, sus modales son perfectos.
Milo y Aldebarán se acercaron alertados por el tono de voz de los otros tres.
-¿Qué ocurre?
-Milo, Aldebarán, ¿habéis visto al caballero de Virgo?
-No, ¿por qué preguntas?
-Algo ha pasado, maestro, iré a su templo a investigar...
-Mu, ¿quieres que te acompañemos?
-Sí, por favor.
Los cinco caballeros se dirigieron al sexto templo, donde vieron la armadura de oro en un rincón bajo las estatuas de Buda, pero ni rastro de su dueño.
*¿Dónde puede estar? Todavía siento su cosmos y parece tan intenso...*
Las lágrimas comenzaron a subir a los ojos esmeraldas del caballero de Aries, algo que los demás por respeto a su compañero de armas decidieron no mencionar.
Viendo que no podían hacer nada por ahora, todos volvieron al Coliseo muy extrañados por el comportamiento del sexto guardián y su desaparición repentina.
*********************************************************************
Tras haber experimentado el exquisito placer que la joven le había proporcionado, Shaka quedó agotado y se sintió invadido por una muy placentera letargia, como la calma que viene después de la tempestad. Mientras descansaba abrazado a su joven amante, ella le acariciaba su largo y rubio cabello y le miraba con infinita ternura.
El perfume de las flores multicolores era de cada vez más intoxicante, el sol estaba subido al punto máximo del horizonte, la hierba estaba preciosa y engalanada de un color verde esmeralda, *como los ojos de Mu* pensó momentáneamente Shaka, y corría una brisa fresca que envolvía a ambos en una suave caricia.
Los dos permanecieron largo rato en silencio, con los cabellos enredados, embelesados ante la belleza de sus alrededores hasta que ella rompió el silencio que allí reinaba.
-Shaka, hay algo que debes saber...
-Shhh... eso no importa ahora...
Sin dejar que la joven continuara, cogió las túnicas y la tomó entre sus fuertes brazos para llevarla al lado de un gran árbol a la orilla de un riachuelo. Con sumo cuidado la depositó en la hierba. La tumbó de espaldas y soltó su pelo desparramándolo en todas direcciones. Después procedió a besarle los labios suavemente, besos que se hicieron más atrevidos mientras descendía por su cuello para luego subir a su lóbulo y mordérselo suavemente. Entretanto sus manos no se quedaron quietas, con una le acariciaba un pecho y le estimulaba el pezón atranpándoselo entre dos dedos mientras susurraba en su oído:
-¿Qué deseas ahora?.
Ella le daba leves empujoncitos para que se los estimulara con la lengua y también le agarró una mano que llevó a su entrepierna para que acariciara sus genitales. Dándose cuenta del gran deseo de la muchacha, volvió a susurrar mientras la acariciaba donde ella le pedía.
-¿Quieres que te acaricie aquí?- preguntó con una traviesa sonrisa pintada en su rostro.
Sin embargo, Shaka cambió de dirección y se dedicaba a acariciar la zona cercana para prolongar el placer aún más. Ella comenzó a protestar moviendo su cuerpo en dirección a los dedos del caballero que justo entonces le mordisqueaba el abdomen.
-Jovencita, un poquito de paciencia.
Lanzándole una mirada picarona le introdujo un dedo en su húmeda cavidad, a lo que ella arqueó su cuerpo para maximizar el ángulo de penetración y comenzó a rotar sus caderas en un suave movimiento circular. El movía el dedo para estimular y lubricar aquella entrada todavía más y cuando lo sacó estaba tan húmedo que brillaba a la luz del sol. Entonces ya no pudo contenerse más, bajó la cabeza y se posicionó entre las piernas de la muchacha, esta vez estimulando el monte de Venus y su capullito con la lengua, añadiendo la calida humedad de su aliento a los fluidos algo salinos de la mujer.
Ella arqueaba su cuerpo para dirigir su húmedo órgano gustativo al punto que mayor placer le producía. Entre jadeos le pidió que siguiera y que le insertara uno o dos dedos al mismo tiempo, a lo que el rubio guardián de Virgo accedió gustosamente sintiendo el placer que provocaba en ambos.
*********************************************************************************
El caballero de Aries sintió la necesidad de retirarse a su propio templo porque recorría todo su cuerpo una extraña sensación cuyo origen estaba en la preocupación que sentía por el sexto guardián, al que conocía desde que eran niños.
Se echó en su cama para intentar dormir un poco, pero no podía conciliar el sueño ya que no se explicaba como Shaka podría haber desaparecido así, sin decir nada a nadie, sin decirle nada... y sin embargo, aún notaba su radiante cosmoenergía como una suave y tenue caricia recorriendo su cuerpo, cada fibra de su ser.
De pronto le asaltó una idea terrible.
*...!!¿y si se encuentra atrapado en otra dimensión?*
Fue entonces cuando el joven ariano descubrió que sus sentimientos hacia el caballero rubio iban más allá de la simple amistad y se juró a sí mismo que la próxima vez que viera a Shaka aunque no fuera correspondido, se lo haría saber. La vida que llevaban no les ofrecía muchas oportunidades y cuando éstas venían había que aprovecharlas.
*Shaka, hemos pasado tanto juntos y... nunca te he dicho lo que realmente siento...*
En aquel campo de lindas flores que cambiaban de color o salían nuevas a medida que los deseos de aquellos dos jóvenes amantes se amplificaban, Shaka se dio cuenta de que aquella hermosa criatura con la que hacía el amor no era alguien del todo desconocido y vio que su aura era tan poderosa como la de él y se complementaban perfectamente.
Shaka se preguntaba si aquella joven sería una diosa, por supuesto sabía que no se trataba de Atenea, o de un ángel enviado por Buda. También Virgo presentía que ella no había desvelado su auténtica identidad.
Todas estas preguntas, aunque su pasión crecía y crecía, le hacían frenarse al sentirse algo avergonzado mientras su cuerpo físicamente manifestaba varios cambios y sentía como si estuviera rompiendo un antiguo tabú. El creía que lo que había aprendido de su maestro prohibía las relaciones sexuales.
Mientras la desnudaba los ojos se le llenaron de lágrimas porque se encontraba en una paradoja: quería llevar aquella experiencia hasta su conclusión final pero simultáneamente temía mancillar a aquel ser tan hermoso y a sí mismo.
Súbitamente Shaka paró e hizo ademán de separarse de la muchacha, cubrir su desnudez y de algún modo regresar a sus meditaciones en la sexta casa. Le parecía estar viviendo una de las ilusiones del Tenbu Horin (el Tesoro del Cielo).
Ishtar vio que a Shaka le habían asaltado unas terribles dudas, así que tuvo que reaccionar con rapidez.
-!Shaka! Espera por favor.
-Ishtar... no puedo seguir... no sé qué ocurre...
-Ocurre que por primera vez en mucho tiempo no estás en pleno control de lo que sientes y ello te asusta, ¿no es cierto? - le dijo ella con un gran cariño en su voz.
-Yo... (cerrando sus ojos a causa de las lágrimas)
-Shaka, por favor no tengas miedo.
*!Oh, Buda!. ¿Qué puedo hacer?*
Volviéndole la espalda le dijo:
-Vístete por favor.
*Toda mi vida desde que entré al monasterio al servicio de Buda y conseguí la armadura de Virgo, no he podido dejarme llevar por ninguna emoción. Observar, sí, sentir compasión, ofrecer ayuda e incluso alguna razón para vivir a alguien menos afortunado que yo también.
Sin embargo, siempre he tenido que mantener una actitud distante para no dejarme arrastrar y ser destruido por tanta tristeza.
Buda siempre decía que en la vida nada existe para siempre y si nos dejamos llevar por esos instintos nunca podremos escapar del ciclo de la muerte y la reencarnación y por ello, nunca alcanzar el Nirvana.
¿Habré estado equivocado? ¿He llevado estas enseñanzas hasta tal extremo que me he cegado por completo?*
La joven viendo al caballero sufriendo tal dilema se acercó a él y se puso delante suyo aún completamente desnuda. Le hizo volver a sentarse sobre el suave césped, le tomó la cara entre las manos y volvió a besar aquellos dulces y carnosos labios introduciéndole la lengua, al tiempo que le cogía una mano que puso encima de su pecho y con la suya le recorrió el torso hasta bajar a la zona que más deseaba acariciar.
El rubio caballero se horrorizó y quiso apartarla.
-!Shaka, no! -le dijo dándole una pequeña manotada.
-Por favor, no hagas eso...
-¿Qué? ¿que no haga qué?
-Acariciarme ahí...
-¿Dónde?
-Donde tenías la mano puesta.
-Dime, ¿tanto miedo tienes a pronunciar esas palabras?
-En mis genitales....- dijo el chico de cada vez más ruborizado.
-¿Por qué?
-Por favor, no hagas esto... - dijo él con la voz entrecortada.
La joven volvió a tomar la cara del sexto guardián y le dijo:
-Shaka, abre los ojos y mírame.
-No puedo...
-Sí que puedes.
Shaka los abrió y vio el paisaje completamente cambiado, las flores se habían tornado de varios colores.
-¿De qué tienes miedo? !Mírame!.
-Siempre he querido mantener mi pureza...
-Shaka, la pureza a la que Buda se refiere es la espiritual. !Mira a tu alrededor!...
Shaka estaba tan confundido que por un momento le pareció ver que los ojos de la joven se tornaban verdes como esmeraldas y que sus palabras parecían algo que otro joven guardián del Santuario podría haberle dicho.
La muchacha lo tumbó de espaldas, Shaka por fin había relajado su cuerpo lo suficiente como para dejarse hacer por ella. Su miembro estaba muy endurecido y temblaba al menor roce con su cuerpo ya que a duras penas podía contener sus deseos.
-¿Es por esto que me trajiste aquí?
-Así es, mi querido guardián.
-Oooh... - gimió el sexto custodio al recibir esas maravillosas caricias.
-Shaka, déjate llevar...
Virgo sentía que una corriente eléctrica le corría por todo el cuerpo y de cada vez se encontraba más acalorado. Su pecho y su cara estaban cubiertos en cristalinas gotitas de sudor que brillaban al sol y que eran provocadas por el placer que recibía gracias a las caricias de aquellas manos que sentía aún a través de la poca ropa que llevaba puesta.
Su cuerpo comenzó a retorcerse de puro placer y sorprendiéndose a sí mismo agarró aquella mano que lo tocaba y la puso en contacto directo con la piel caliente de sus genitales endurecidos y que Shaka sentía que estaban a punto de derramar su cálida esencia.
-Aguanta un poquito más...
Ella acabó de desnudarlo para poder verlo en toda su gloria angelical, su belleza tan etérea con su larga melena, más dorada que el glorioso sol que allí brillaba y que parecía casi femenina en contraste con la masculinidad de su erecta y endurecida hombría. El semidiós estaba dando paso al hombre que en él vivía ya que así debía ser en aquella ocasión. Estaba recibiendo una lección práctica en la que las enseñanzas budistas no estaban reñidas con aquel curso de acción. Debía sufrir, experimentar como el resto de los mortales para convertirse en un ser más completo y en suma, aceptar las consecuencias que pudieran derivarse de tales acciones.
Cuando sus órganos genitales recibieron el contacto de la suave brisa que allí corría, a punto estuvo el joven caballero de Virgo de explotar.
Para evitar un "accidente" antes de tiempo Ishtar colocó dos de sus dedos en la base del pene que le disminuyeron momentáneamente el flujo sanguíneo pero que bastaron para que la erección bajara un poco y el deseo tan urgente abatiera.
El chico gimió en protesta, pero pronto sintió que su glande era cubierto por una húmeda boca y era acariciado por la punta de la lengua de la muchacha, lo cual hizo que el caballero dejara escapar un gran gemido.
La joven también estaba muy excitada pasándole la lengua a aquella serpiente que tenía en la mano, llegando a sus gónadas que estaban llenas de un líquido caliente y espeso que parecía quemarle las entrañas al joven y que estaba deseoso de hacerlo escapar e inundar todo a su alrededor.
De vez en cuando se paraba para dar breves besos con sus labios carnosos mientras que sus manos acariciaban la entrepierna del caballero, el cual sentía que estaba definitivamente perdiendo la cordura.
Shaka le urgió a que lo tomara por completo dentro de la boca a lo que ella accedió pasando sus manos por debajo de los glúteos del caballero y apretándolos al tiempo que movía la cabeza de arriba a abajo. Shaka le acariciaba su largo cabello mientras hacía un poquito de presión para poder penetrar más y más profundamente aquel lugar tan cálido y húmedo. Al hacerlo su semen salió derramado como la lava de un volcán dentro de la boca de la joven que succionaba aquel líquido que le sabía a pura ambrosía.
Tan placentera le resultó aquella sensación que abrió los ojos de par en par, su cuerpo vibraba y gemía profundamente debido a aquel contacto tan íntimo que acababa de recibir.
CAPITULO 4
En el Santuario los demás caballeros estaban preparándose y perfeccionando sus técnicas. Muy extrañados de que Virgo no hubiera desayunado con ellos se preguntaban si estaría enfermo. Mu de Aries fue el primero en hablar:
-Aioria, ¿has visto hoy a Shaka?
-No, aún no. ¿Acaso no está aquí? Creí que había quedado en verse contigo y con Dohko a la hora del desayuno.
-No, aún no ha llegado.
-Quizás esté meditando, ya sabes como es.
-No, Aioria, sé que Shaka pasa mucho tiempo en meditación, pero algo le ha ocurrido. Estoy seguro de ello. Al amanecer creí notar un cambio en el cosmos del Santuario.
-No puede ser, Mu, Shaka tiene que seguir aquí. A pesar de que es muy poderoso, sería imposible que abandonara el Santuario sin que nadie se diera cuenta.
-Eso espero, amigo mío.
-(Libra) Así es, caballeros. Shaka siempre es muy puntual y no faltaría a una cita sin tener un motivo importante, sus modales son perfectos.
Milo y Aldebarán se acercaron alertados por el tono de voz de los otros tres.
-¿Qué ocurre?
-Milo, Aldebarán, ¿habéis visto al caballero de Virgo?
-No, ¿por qué preguntas?
-Algo ha pasado, maestro, iré a su templo a investigar...
-Mu, ¿quieres que te acompañemos?
-Sí, por favor.
Los cinco caballeros se dirigieron al sexto templo, donde vieron la armadura de oro en un rincón bajo las estatuas de Buda, pero ni rastro de su dueño.
*¿Dónde puede estar? Todavía siento su cosmos y parece tan intenso...*
Las lágrimas comenzaron a subir a los ojos esmeraldas del caballero de Aries, algo que los demás por respeto a su compañero de armas decidieron no mencionar.
Viendo que no podían hacer nada por ahora, todos volvieron al Coliseo muy extrañados por el comportamiento del sexto guardián y su desaparición repentina.
*********************************************************************
Tras haber experimentado el exquisito placer que la joven le había proporcionado, Shaka quedó agotado y se sintió invadido por una muy placentera letargia, como la calma que viene después de la tempestad. Mientras descansaba abrazado a su joven amante, ella le acariciaba su largo y rubio cabello y le miraba con infinita ternura.
El perfume de las flores multicolores era de cada vez más intoxicante, el sol estaba subido al punto máximo del horizonte, la hierba estaba preciosa y engalanada de un color verde esmeralda, *como los ojos de Mu* pensó momentáneamente Shaka, y corría una brisa fresca que envolvía a ambos en una suave caricia.
Los dos permanecieron largo rato en silencio, con los cabellos enredados, embelesados ante la belleza de sus alrededores hasta que ella rompió el silencio que allí reinaba.
-Shaka, hay algo que debes saber...
-Shhh... eso no importa ahora...
Sin dejar que la joven continuara, cogió las túnicas y la tomó entre sus fuertes brazos para llevarla al lado de un gran árbol a la orilla de un riachuelo. Con sumo cuidado la depositó en la hierba. La tumbó de espaldas y soltó su pelo desparramándolo en todas direcciones. Después procedió a besarle los labios suavemente, besos que se hicieron más atrevidos mientras descendía por su cuello para luego subir a su lóbulo y mordérselo suavemente. Entretanto sus manos no se quedaron quietas, con una le acariciaba un pecho y le estimulaba el pezón atranpándoselo entre dos dedos mientras susurraba en su oído:
-¿Qué deseas ahora?.
Ella le daba leves empujoncitos para que se los estimulara con la lengua y también le agarró una mano que llevó a su entrepierna para que acariciara sus genitales. Dándose cuenta del gran deseo de la muchacha, volvió a susurrar mientras la acariciaba donde ella le pedía.
-¿Quieres que te acaricie aquí?- preguntó con una traviesa sonrisa pintada en su rostro.
Sin embargo, Shaka cambió de dirección y se dedicaba a acariciar la zona cercana para prolongar el placer aún más. Ella comenzó a protestar moviendo su cuerpo en dirección a los dedos del caballero que justo entonces le mordisqueaba el abdomen.
-Jovencita, un poquito de paciencia.
Lanzándole una mirada picarona le introdujo un dedo en su húmeda cavidad, a lo que ella arqueó su cuerpo para maximizar el ángulo de penetración y comenzó a rotar sus caderas en un suave movimiento circular. El movía el dedo para estimular y lubricar aquella entrada todavía más y cuando lo sacó estaba tan húmedo que brillaba a la luz del sol. Entonces ya no pudo contenerse más, bajó la cabeza y se posicionó entre las piernas de la muchacha, esta vez estimulando el monte de Venus y su capullito con la lengua, añadiendo la calida humedad de su aliento a los fluidos algo salinos de la mujer.
Ella arqueaba su cuerpo para dirigir su húmedo órgano gustativo al punto que mayor placer le producía. Entre jadeos le pidió que siguiera y que le insertara uno o dos dedos al mismo tiempo, a lo que el rubio guardián de Virgo accedió gustosamente sintiendo el placer que provocaba en ambos.
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El caballero de Aries sintió la necesidad de retirarse a su propio templo porque recorría todo su cuerpo una extraña sensación cuyo origen estaba en la preocupación que sentía por el sexto guardián, al que conocía desde que eran niños.
Se echó en su cama para intentar dormir un poco, pero no podía conciliar el sueño ya que no se explicaba como Shaka podría haber desaparecido así, sin decir nada a nadie, sin decirle nada... y sin embargo, aún notaba su radiante cosmoenergía como una suave y tenue caricia recorriendo su cuerpo, cada fibra de su ser.
De pronto le asaltó una idea terrible.
*...!!¿y si se encuentra atrapado en otra dimensión?*
Fue entonces cuando el joven ariano descubrió que sus sentimientos hacia el caballero rubio iban más allá de la simple amistad y se juró a sí mismo que la próxima vez que viera a Shaka aunque no fuera correspondido, se lo haría saber. La vida que llevaban no les ofrecía muchas oportunidades y cuando éstas venían había que aprovecharlas.
*Shaka, hemos pasado tanto juntos y... nunca te he dicho lo que realmente siento...*
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